El sector de la fabricación de productos de limpieza del hogar continúa reforzando este tipo de oferta, consciente de que la limpieza se relaciona cada vez más con la salud. Junto a este atributo, al que se le presupone el de la eficacia, el consumidor reclama otros beneficios, como el de las fórmulas cada vez más naturales en envases sostenibles y el de la comodidad y facilidad de uso. Para satisfacer estos principios, esta industria diseña proyectos de inversión focalizados en la digitalización de las áreas de producción y logística, el impulso de las labores de I+D y los planes de sostenibilidad aplicados a toda su actividad. Porque contribuir al cuidado del planeta se ha convertido en uno de los principales retos del sector, que se ha propuesto lograr la máxima eficiencia en todos sus procesos, apostando al mismo tiempo por la innovación como vía para diferenciarse.
Tras el boom experimentado en 2020 por los productos de limpieza, en general, y las lejías y desinfectantes, en particular, para combatir los efectos del Covid-19, la demanda comienza a estabilizarse. Este diagnóstico, en el que coincide todo el sector, dibuja un nuevo panorama que traerá previsiblemente cambios en el lineal de cuidado del hogar.
Y es que, junto a la idea de que los nuevos hábitos adquiridos a raíz de la pandemia permanecerán en el futuro, se aprecia un reajuste en la compra de productos desinfectantes, higienizantes y bactericidas, que podría impulsar la recuperación del consumo de limpiadores tradicionales y retomar, incluso, el crecimiento que venían acumulando las fórmulas ecológicas.